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Doce niños guatemaltecos se levantan por la equidad de género




En lo profundo del corazón de Sololá, en la República de Guatemala, un grupo de doce chicos han decidido tomar la iniciativa y solicitar unirse a sus hermanas en los programas de Girl Rising que pretenden crear defensores de la justicia social con voz y agencia. Atraídos por la energía de las niñas participantes y sus mentoras, los chicos no se contentaron con ser meros espectadores. Estaban listos para convertirse en firmes defensores de la equidad de género, apoyando a sus hermanas y pares para ayudar a transformar toda su comunidad.


El programa Girl Rising de 24 semanas está dirigido en Nahualá, Sololá por mentoras que son parte de REDMI, una organización de base comunitaria integrada por mujeres jóvenes mayas indígenas en el Occidente de Guatemala. Las lecciones, historias y actividades del programa pretenden enseñar a las niñas sobre sus derechos, ayudar a desarrollar habilidades vitales como la autodefensa de los derechos, la comunicación y el liderazgo, además de brindar la oportunidad de explorar sus sueños y aspiraciones, y el papel que pueden desempeñar como agentes de cambio en sus comunidades.


Las niñas suelen ir a estas actividades acompañadas de sus madres y hermanos, los cuales al estar expuestos al contenido, desarrollaron curiosidad por las lecciones. Las conversaciones a sus alrededores despiertan su interés y curiosidad. La discusión de temas como roles de género, los derechos de los niños y el papel de la educación encendieron una chispa en ellos y los impulsaron a abogar por su inclusión en el programa. ¿Quiénes eran estos niños que estaban ansiosos por convertirse en nuevos aliados de los derechos de las niñas? Maylon Iván Manuel Tzaj Mach, Gerardy Gustavo Yac Vásquez, Fernando Xum Mendoza, Antony Josias Yaxón Joj, Anderson Adrián Roberto Saso Muy, Wily Gael Pérez Yax, Maycol Eduardo Pérez Yax, Estuardo Mateo Saquic, Lisardo Emanuel Yac Chávez, Kevin Omar Chanchavac Chávez, Brayan Efraín Cocom Guachiac y Manuel Alex Tambríz Tzep. Cada uno expresó su deseo de apoyar a sus hermanas en su educación y de levantarse en defensa de sus derechos.


Una vez que los niños expresaron interés en ser parte del programa, las mentoras de REDMI tuvieron que considerar las implicaciones de esto, lo que podría significar para el espacio seguro que habían creado donde las niñas se sentían en confianza de compartir libremente sus sueños, sus miedos, sus metas y sus vulnerabilidades, y además considerar cómo los niños se adaptarían al ritmo y a los temas discutidos durante las lecciones. Sin embargo, cualquier preocupación que tuvieran fue rápidamente disipada por el entusiasmo de los niños por participar a pesar de las barreras que podrían haber encontrado al principio debido a las normas sociales o la presión de sus compañeros.


Al principio, los chicos se mostraban tímidos al participar debido a la dinámica de la clase, que parecía girar en torno a las chicas y sus perspectivas. Sin embargo, las mentoras hicieron todo lo posible para asegurarse de que los niños se sintieran involucrados y pudieron ajustar el contenido para adaptarlo a sus propias experiencias. Reconocieron que, aunque el material se diseñó inicialmente teniendo en cuenta la educación y las experiencias de las niñas, las lecciones eran aplicables a todos y podían ser fácilmente entendidas por personas de todos los géneros.


Desde mi perspectiva como gestora del programa de Girl Rising, esto es un triunfo, no solo por el impacto que Girl Rising y REDMI han tenido en las comunidades guatemaltecas donde trabajamos, sino también por el cambio que las mentoras han informado haber visto en la actitud de estos chicos hacia sus estudios. Por ejemplo, los niños expresaron cómo la historia de Wadley en la película original de Girl Rising los hizo contemplar los errores que cometieron en la escuela, como faltar a clases o no completar las tareas, y cómo realmente pueden aprender de esas experiencias y mejorar su desempeño, asistencia y dedicación a sus tareas escolares.


Ha sido maravilloso ver la amistad y el compañerismo entre los niños y niñas de este programa. Estas relaciones han creado una oportunidad para que los jóvenes que son parte del programa experimenten un mayor sentido de pertenencia y desarrollen su autoconfianza como resultado de estar rodeados de un grupo de compañeros que los apoya. Las mentoras de REDMI han visto cómo el grupo ahora se apoya mutuamente con sus tareas de nuevas y mejores formas. 


Dar la bienvenida a estos niños ha cambiado las reglas del juego para todos los involucrados: para los chicos, para las niñas, para los mentores de REDMI y para mí. Esta situación nos ha hecho reflexionar sobre la importancia vital de incorporar nuevos aliados a nuestra causa. Ya sea dentro del hogar, las instituciones educativas y los lugares de trabajo, educar e incluir a posibles defensores es clave para fomentar el empoderamiento, la seguridad y la libertad de las niñas.


Personalmente, me ha hecho reflexionar sobre cómo la vida no se trata sólo de tener el poder de tomar nuestras propias decisiones y hacer las cosas a nuestra manera, sino también de sentirnos seguros y apoyados en un espacio donde nuestras decisiones personales son respetadas. He observado y experimentado cómo tener esta sensación de seguridad desde la niñez tiene un profundo impacto en una persona. Ayuda a cultivar una cultura de consentimiento y a formar personas respetuosas, empáticas y naturalmente inclinadas a contribuir positivamente dentro de una comunidad.


Creo que esto es una gran parte de por qué Girl Rising y REDMI hacemos lo que hacemos. Me emociona continuar con este trabajo y seguir siendo testigo del crecimiento de las niñas y niños que son parte de nuestros programas.

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