by Ariadna Beneventi, founder of nonprofit Intransigentes and Girl Rising Student Ambassador
Throughout my entire short life of nineteen years old, I have witnessed multiple cases of violence and threats at school in Chile. Even when I was younger. I didn’t want to simply ignore it and not do anything to address the situation. During the pandemic, I began to research cases of gender-based and domestic violence, at a time when rates increased dramatically. During those evenings doing research, I realized that throughout my education there had never been any opportunities to learn about gender-based violence that occurs in homes, schools or romantic relationships. This realization prompted me to dig deeper and analyze some of the root causes, impacts, and solutions to gender-based violence. I saw the opportunity to raise awareness among my peers, using a free-gender-biases and emotional approach to educate young people about gender-based violence.
That is why at the age of 17, I founded Intransigentes, an NGO that promotes a life free from gender-based violence to girls and teenagers. The amazing part of my NGO is that teenagers are the changemakers. Through Intransigentes programs, we provide training by professionals from the fields of psychological first aid, so that teenagers can recognize the signs of gender-based violence, play a role in preventing its occurrence in schools, learn about legal procedures, and become part of a larger community creating change.
Intransigentes regularly hosts four types of workshops for middle and high schoolers. The topics include introduction to gender-based violence, consent in romantic relationships, violence in romantic relationships, and age and maturity gaps in relationships. The speakers are mostly girls aged between 17 and 27, but we also have speakers from all gender identities.
In our workshops, we provide games or analysis series, where we include scenes from movies, songs, or stories from Hollywood couples from Pop Culture. This is so they can realize that what they consume on social media also includes gender-based violence.
Additionally, we lead dialogue spaces and workshops to talk about menstruation, social media content creation, participation in decision-making spaces, and more! We, for example, provide in our workshops games or analyses series, where we include scenes from movies, songs, or stories from Hollywood couples from Pop Culture. This is so they can realize that what they consume on social media also includes gender-based violence. We have over 50 volunteers across Chile and four Latin American countries: Argentina, Peru, Venezuela, and the Dominican Republic.
You may be wondering why teenagers are leading this. Isn’t this a job for adults? Well, that is not completely true. Peer bonding is a powerful tool in many learning spaces during life. For instance, when your mom gives you advice and you may or may not accept it, but if your best friend gives you the same advice, it makes much more sense and you are far more willing to consider making a change.
Peer bonding is crucial to creating a space of trust. I have been able to see how many teens at school open up and tell their stories regarding gender-based violence. The Intransigentes volunteers' lives also improved since they began sharing their stories and experiences.
It has been incredible to see how connecting with peers makes such a great impact on their lives. Promoting awareness about gender-based violence and how to prevent it has been a profoundly meaningful experience for me and the entire community. I have received precious feedback, from peers, school principals, and government authorities in Chile and in other Latin American countries.
I am deeply committed to continuing to grow this project. Educating girls and teenagers about violence and giving them the chance to raise their voices is vital to prevent it.
En español
Durante mi entera y corta vida fui testigo de múltiples casos de vulnerabilidades y violencia, principalmente en la escuela. No quería dejarlo pasar y no hacer nada al respecto.
Durante la pandemia, comencé a investigar sobre los casos de violencia de género e intrafamiliar, ya que las tasas de estas mismas aumentaron dramáticamente. Durante esas tardes de investigación, me di cuenta que durante toda mi etapa escolar jamás recibí ninguna oportunidad para aprender de la violencia basada en género que puede ocurrir en hogares, escuelas y en relaciones amorosas, entre otros.
Esto hizo que investigara aún más y analizara esta situación. Llegué al punto de darme cuenta que la necesidad de abordar la educación emocional y afectiva, sumando la educación no sexista en niñas y jóvenes era inmensa.
Así es como a la edad de diecisiete años, decidí fundar Intransigentes, una ONG que promueve una vida libre de violencia de género a las niñas y jóvenes. La parte más genial de mi ONG es que son las mismas juventudes que son los agentes de cambio. En los programas de Intransigentes, ofrecemos capacitaciones gratuitas brindadas por profesionales en áreas de primeros auxilios psicológicos, así las juventudes pueden ayudar a víctimas y aportar en la identificación de los signos existentes dentro de la violencia, jugando un rol en la prevención de esta en las escuelas. También aprenden de los procedimientos legales, siendo así ellos parte de una gran comunidad creando un cambio.
Ha sido increíble cómo conectar entre pares ha hecho un gran impacto en las vidas de muchas juventudes. Intransigentes regularmente provee cuatro talleres a estudiantes de sexto a duodécimo grado. Los temas que abordamos incluyen introducción a la violencia de género, consentimiento en las relaciones amorosas, violencia en estas mismas y diferencia de edad y madurez en estas ya habladas. Nuestras talleristas son mayoritariamente niñas de entre catorce y veintisiete años, aunque contamos con talleristas de todas las identidades de género.
También, añadimos en los juegos de nuestros talleres o actividades de análisis que incluyen escenas de series o películas, canciones o historias de parejas Hollywood de la cultura pop y urbana. Esto es para que las juventudes se den cuenta que en lo que consumen también existe violencia de género.
Pero también lideramos muchas actividades incluyendo la creación de mesas de diálogo, instancias para hablar de la menstruación, divulgación por redes sociales, participación en espacios de toma de decisiones, ¡y mucho más! Estamos muy felices de tener más de cincuenta voluntarios en todo Chile y en cinco países latinoamericanos como Argentina, Perú, Venezuela y República Dominicana.
Te estarás preguntando ¿por qué las juventudes deben hacer esto?, acaso, ¿no es un trabajo de adultos? Bueno, esto no es completamente cierto. El trabajo entre pares es una poderosa herramienta en muchos espacios de aprendizaje en la vida. Por ejemplo, cuando tu madre te da un consejo y uno no lo toma mucho en cuenta; pero si tu mejor amiga lo dice, te hace todo el sentido del mundo y lo consideramos mucho más para llevarlo a cabo.
Promover conciencia sobre la violencia de género y cómo prevenirla ha sido una experiencia profundamente significativa para mí y toda la comunidad involucrada. He recibido increíbles retroalimentaciones desde pares, directores de escuelas, hasta autoridades tanto a nivel nacional como internacional.
Estoy profundamente comprometida en seguir haciendo crecer este proyecto. Educar a niñas y jóvenes sobre la violencia de género y ofrecerles la chance de levantar sus voces es vital para erradicarla.
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